El último informe de Estamos Seguros incluye acciones reales de sostenibilidad en el sector asegurador. Desde la cobertura de los daños ocasionados por fenómenos naturales hasta proyectos de voluntariado, repasamos algunas de las más destacadas.
Lejos de ser una moda o una tendencia pasajera, la sostenibilidad en el sector asegurador es de suma importancia. Y se pone en práctica a través de criterios ASG que contemplan factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo. Al respecto, la última edición del Informe Estamos Seguros destaca los siguientes aspectos:
- En el terreno ambiental, la condición de inversor institucional de las entidades aseguradoras favorece la implementación de medidas que contribuyan a una economía sostenible.
- De igual manera, en el desempeño de su rol protector, las compañías del sector promueven la prevención entre sus asegurados. Y cuando lo peor se materializa, facilitan la reconstrucción.
- La industria aseguradora favorece el desarrollo económico y social.
- Internamente, las entidades aseguradoras fomentan la igualdad de oportunidades, la integración y el voluntariado.
- Y en materia de gobernanza, las empresas del mundo del seguro sobresalen por su transparencia y rinden cuentas de su actividad ante la sociedad.
Como queda de manifiesto, la sostenibilidad en el sector asegurador se expresa de múltiples maneras con el objetivo de abarcar diferentes ámbitos. Desde el ambiental hasta el voluntariado, repasamos algunos ejemplos.
Fenómenos naturales: al lado de las víctimas
Una buena muestra de sostenibilidad en la industria aseguradora la encontramos en fenómenos naturales como la temida gota fría. O más recientemente, en la borrasca Filomena. Cuando este tipo de eventos meteorológicos extremos causan daños –p. ej., a un vehículo–, los asegurados suelen preguntarse: ¿quién se hará cargo de las indemnizaciones?
Llegados a este punto, desde Estamos Seguros observan que el sector es el primero en dar la cara en los momentos difíciles para contribuir a reparar los daños y ayudar a las víctimas. Prueba de ello son las siguientes acciones:
- Las compañías aseguradoras desembolsaron 230 millones de euros con el objetivo de paliar los daños causados por la borrasca Filomena en inmuebles y vehículos.
- Entre 1987 y 2019, el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS) atendió 706.430 expedientes por inundación que se tradujeron en indemnizaciones por un valor de 6.059 millones de euros.
- Y a los anteriores deben sumarse otros 603.678 expedientes más relacionados con tempestades ciclónicas atípicas que supusieron 1.318 millones de euros en concepto de indemnización.
Así pues, el mundo del seguro no es ajeno a los daños que provocan tempestades, inundaciones o nevadas. Fenómenos naturales, en muchos casos, vinculados al cambio climático.
El seguro apuesta por un empleo de calidad
Como ya hemos visto en el blog para corredores de seguros de Senassur, el empleo en el sector asegurador aporta numerosas ventajas. Y es un ejemplo de calidad y sostenibilidad incluso en tiempos de pandemia:
- El mundo del seguro genera unos 160.000 puestos de trabajo directos en España. De ellos, en torno a 50.000 corresponden a compañías de seguros.
- Incluso en situaciones extremas como la pandemia de COVID-19, el empleo en el sector asegurador se caracteriza por ser estable.
- Y otra de las principales características del empleo en la industria aseguradora es su retribución. Concretamente, el sector ocupa el octavo lugar en el ranking de actividades con mejores sueldos. Y, de media, el coste salarial por empleado es de 3.476 euros.
Otra de las características del empleo en el seguro es que abarca un amplio abanico de profesiones. Así, lejos de ceñirse a quienes comercializan las pólizas, las empresas del sector demandan informáticos, expertos en comunicación y redes sociales, especialistas en nuevas tecnologías, profesionales del marketing, matemáticos y estadísticos, etc.
Además, se prevé que el mundo del seguro requerirá nuevos profesionales tecnológicos en el contexto postpandemia. Entre ellos:
- Expertos en diseño UX y UI (experiencia e interfaz de usuario, respectivamente).
- Desarrolladores web.
- Científicos de datos.
- Programadores de aplicaciones.
- Responsables del desarrollo de productos.
Una vez que accedan al sector, estos trabajadores podrán desempeñar una labor estable. Y, como se ha visto, bien remunerada.
La industria aseguradora, ejemplo de igualdad
Asimismo, la sostenibilidad en el sector asegurador se mide por las políticas de igualdad de oportunidades entre sus trabajadores. En el caso de la presencia de mujeres en la industria aseguradora:
- Actualmente, las mujeres representan el 52% de las plantillas de las aseguradoras. Un porcentaje que, previsiblemente, irá en ascenso en los próximos años.
- Cada vez hay más mujeres en puestos de dirección. Los tres departamentos con mayor presencia de directivas son Verificación del cumplimiento (71%), RRHH y formación (60%) y Jurídico (48%).
- Y los tres primeros departamentos donde las mujeres copan las promociones a puestos directivos son Actuarial (100%), Control de gestión de riesgos (100%) y Verificación del cumplimiento (75%).
En materia de igualdad, desde ICEA también aportan una serie de datos de interés que demuestran el compromiso del sector:
- El 71% de las aseguradoras ha realizado una evaluación específica de igualdad.
- El 58% de las entidades ha impulsado la creación de una comisión de igualdad.
- El 67% de las empresas del sector ha elaborado un plan de igualdad.
Los expuestos son solo algunos ejemplos de unas políticas de igualdad que contemplan numerosas acciones: prevención de la discriminación, procedimientos contra el acoso, ayudas para guardería, etc.
Voluntariado: la cara comprometida del sector
Finalmente, el voluntariado constituye otro ejemplo de sostenibilidad en el sector asegurador. Y está muy arraigado en la industria: el 75% de las entidades aseguradoras tiene programas en los que se implican sus trabajadores.
Se trata de proyectos, desarrollados junto a organizaciones no gubernamentales (ONG), para ayudar en cuestiones como la cohesión social o la protección del medio ambiente. Y muchas empresas del sector, además, se comprometen mediante la financiación, contribuyendo así a materializar las iniciativas.
Y todo ello bajo la Ley de Voluntariado. Dicha norma establece que la colaboración entre las ONG y el sector asegurador ha de contemplar el aseguramiento obligatorio de los voluntarios.
En definitiva, en pleno siglo XXI son pocas las empresas que no se plantean como objetivo a corto, medio o largo plazo ser más sostenibles. En el caso de la sostenibilidad en el sector asegurador, con los ejemplos citados queda patente el esfuerzo de las entidades de nuestra industria por poner su granito de arena en factores como el ambiental, el social o el de gobernanza.